La naturaleza humana

La filosofía Yoga Sivananda señala que:

Somos alma y cuerpo

Pero la conciencia del cuerpo es más fuerte que la conciencia del alma.

El ego es la forma que toma el YO y que no se puede anular, pero sí reformar. Si se debilita, otro ego lo controlará.

La naturaleza humana tiende a la comodidad y a evitar la responsabilidad.

El espíritu es la imagen de Dios y el contenido místico del alma.

Los pensamientos son el reflejo de una realidad objetiva o de una realidad subjetiva que dan las emociones y sentimientos. Si están relacionados con hechos empíricos, se pueden medir. Si están relacionados con temas abstractos, como la justicia, estarán determinados por el consenso de la sociedad. Los pensamientos positivos proveen armonía, estabilidad, seguridad y libertad. Cuando los pensamientos que se mueven en círculo producen equilibrio y descargan las tensiones, como ocurre durante la oración.

Las emociones y los sentimientos surgen de la interacción del sujeto con el mundo. Es un proceso inconsciente, incontrolable y espontáneo. Son fuerzas de reacción internas y temporales, como por ejemplo: la ira y la paz, la alegría y la tristeza, el amor y el odio.

La emoción real se sustenta por lo que el individuo hace

La verdadera emoción (amor, devoción, compasión, gratitud, etc.) se convierte en energía creadora solo cuando se expresa mediante actos concretos. Los sentimientos surgen por la toma de conciencia y de la interpretación de la emoción. El sentimentalismo es una sensación del ego, pero no es un sentimiento. En otras palabras:

La verdad de una emoción no está en lo que sentimos, sino en cómo se expresa, en la acción.

Por ejemplo: –La devoción se hace real cuando se sirve. –El amor se hace real cuando se ama en actos. –La compasión se hace real cuando se ayuda.

El YO individual se manifiesta a través del organismo, que provee la respiración, la circulación, el metabolismo y la electricidad de los sentidos.

La gratitud es un estado de felicidad interna hacia la vida. Nos sentimos así por ser lo que somos. No padecemos hambre, ni frío, ni calor ni enfermedades. Muchas otras personas del mundo no tienen esta suerte.

Por naturaleza tenemos aspiraciones espirituales porque todo puede ser mejor. El espíritu quiere más experiencias positivas infinitamente. El YO busca ser libre sin ser oprimido por ninguna emoción que limite su expansión. También busca ser feliz, superar el conflicto y estar en armonía con los demás.

El propósito de la vida es buscar la paz interior para descargar tensiones. También es sublimar el inconsciente y desarrollar nuevos propósitos en el subconsciente. Además, educar la mente consciente para no ser su esclavo. Todo ello conduce al despertar de los anhelos espirituales y a avanzar en el camino de la realización del ser espiritual

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