El camino de la espiritualidad implica la liberación de las pasiones burdas y los deseos mundanos, sublimando con anhelos más elevados.
En cuanto a las agresiones, los impulsos deben ser retenidos y reemplazados por ondas positivas, que produzcan un acto beneficioso para la persona que agrede y ofende.
Se debe practicar el desapego y la indiferencia en primer lugar, luego comprender y aceptar la naturaleza del otro sin imponer los principios propios, y finalmente olvidar la ofensa.
Pasos hacia el progreso espiritual:
- Comprender los problemas cotidianos, buscando su causa y solucionarlos de a uno por vez, en orden de prioridad. Es imprescindible comprender el problema antes de reaccionar.
- Pensar y analizar nuestras posibilidades, para cambiar el foco de nuestra mente del pasado al presente.
- Amar, lo que significa superar el egoísmo y poner el bienestar del ser amado antes que el bienestar de uno mismo.
- Ser responsable, superando el egoísmo. La persona egoísta es automáticamente irresponsable.
- Dedicarse a una actividad honesta, que no sea violenta y que no requiera mentir.
- Esforzarse para mejorar el carácter de uno mismo, reconociendo que siempre tenemos más cualidades negativas que positivas.
- Desarrollar el sentido del bien y del mal a través de la experiencia de nuestros propios errores. El criterio de bien y mal se basa en el principio de no hacer a los demás lo que a uno no le gustaría que le hicieran. En otras palabras, la conducta se debería basar en la consideración mutua y la equidad.
- Buscar la paz interna, a través de la introspección, para sentirse libre de las limitaciones.
El principio básico del Yoga consiste en la creencia en Dios, o en la Verdad, o la Realidad o cualquier nombre que queramos darle al Principio Central Absoluto de la Vida.
La creencia en Dios se expresará en la práctica de los valores espirituales fundamentales.
La vida es una gloriosa oportunidad para perfeccionarse, para no permanecer como un instrumento a merced de las circunstancias o de los demás, para ser independientes, para encontrar nuestra entidad espiritual dentro de nosotros mismos y para lograr el equilibrio y la estabilidad.
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